¡Qué mejor día que fin de año para parar a escuchar/escucharnos un rato antes de las campanadas de las 12! … como nos recomienda nuestro colaborador Iván Riveiro de Alquimia Zen.
SIÉNTATE UN MOMENTO Y ATIENDE
Siéntate simplemente en cualquier banco o café de tu ciudad. Sopla la brisa y las hojas de los árboles susurran. Sientes cómo el viento te acaricia, se mueve a tu alrededor, pasa. Pero no dejes que simplemente pase: deja que se mueva dentro de ti y que te atraviese. Siente que tú también eres como un árbol, abierto, y el viento sopla a través de ti, no a tu lado sino precisamente a través de ti.
El susurro del aire entrará en ti y tú sentirás el aire pasando a través de cada poro de tu cuerpo. En realidad, está pasando a través de ti. No es sólo la imaginación, es un hecho; tú lo has olvidado. Tú no solo respiras a través de la nariz, respiras a través de todo el cuerpo, con cada poro, con millones de poros. Cada célula de tu cuerpo es un organismo viviente, cada célula respira. El aire pasa realmente a través de ti.
Una vez tengas esta sensación corporal, presta atención ahora a tu alrededor: los árboles, los pájaros, el ruido que éstos producen, el sonido del viento, incluso algún “ruido” urbano a los lejos podrá ser un “mantra” que te ayudará a centrar tu atención y reconectar contigo mism@ y con el momento Presente.
Siente cómo toda la ciudad que te rodea en ese momento te ofrece toda su energía para ayudarte en tu meditación.
Fija los ojos en un lugar y comienza a respirar CON CONCIENCIA DE ESTAR RESPIRANDO: presta atención al aire que entra y sale de tus pulmones, visualiza la energía que te rodea entrando y saliendo de tu cuerpo.
Céntrate en los sonidos que te rodean, el viento, los pájaros, personas que puedan hablar a lo lejos, …
Notarás que algunos de esos ruidos están más cerca de ti que otros. Escucha con atención plena; en ese momento ocupas el centro de la escena y todo te rodea.
Tu mente permanecerá relajada mientras prestas atención a los sonidos que te llegan, no debes juzgarlos, no los interpretes, simplemente están allí.
Después de 10 o 15 minutos abre los ojos y agradece el momento vivido.