Es un hombre mayor. Lleva un sombrero en una mano y una botella de agua en la otra. Va caminando tranquilamente unos metros por delante de mí. De vez en cuando, se da la vuelta y se pone a caminar al revés, mirándome, 1, 2, 3 … 25 pasos. ¡No se inmuta aunque algunas personas lo observen con cierta intensidad! Sigue andando hacia adelante y, de repente, se gira de nuevo y corre hacia atrás un buen trecho.
Yo disfruto. ¡Es un privilegio poder contemplar a este hombre mayor cuidando su mente y su salud sin perturbarse ante las inquisitivas miradas ajenas! ¡Todo un ejemplo! ¡Cualquier día lo intento!
Si lo pruebas, deja un comentario. ¿Qué has sentido? ¿Cuántos pasos has sido capaz de dar? ¿Te has atrevido a correr?
¡Por tu bienestar, entrena tu cuerpo, entrena tu mente!