A abrazar también se aprende

Que tus adolescentes te den un abrazo realmente cariñoso un día que te notan triste, otro que hace tiempo que no te ven o simplemente porque sí al pasar a tu lado en casa, no tiene precio. Y que busquen tus abrazos cuando se levantan con un humor que ni ellos mismos entienden o para pedirte disculpas o si eres tú quien dice “lo siento” te derrite por fuera y por dentro. Y que lo hagan delante de sus amistades adolescentes, sin importarle nada, ni te cuento.

¿De dónde viene esto? De abrazar a los niños y niñas desde pequeñitos, con sentimiento verdadero, de abrazar en las risas y la alegría de los juegos en familia y en el calor denso de las rabietas y los enfados, de abrazar en la incertidumbre, en el parque, cuando salen de casa y cuando vuelven, de abrazar en cualquier momento, en cualquier situación.

Abrazar es decir “estoy aquí, te quiero en todo momento, cuando estamos alegres y todo parece sencillo y cuando nos enfadamos o no nos comunicamos bien y el día parece gris, cuando actúas de manera que no comprendo o no me gusta, incluso cuando me hacen daño tus palabras.

Abrazar es amar incondicionalmente, es aportar la seguridad de que quieres mucho y siempre.

Y lo mejor, el abrazo es extensible a toda la familia, la de sangre y la que vamos adoptando a lo largo de nuestra vida.

Quizá no sabemos abrazar porque no nos han abrazado con auténtico cariño desde chiquitos/as, pero podemos aprender, tanto a darlos como a recibirlos. Se trata de dejarse llevar, sin prisas, envolver y sentirnos arropados … y cada vez es una experiencia única e irrepetible.

¡Merece la pena aprender! Prueba a abrazar con más intensidad, con más ternura, mira con auténtico cariño al ser que abrazas … y recibe tú también su calor … porque un abrazo es cosa de dos, o tres, o cuatro … ¿Te atreves a compartir tu experiencia en entrefamilias?

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Un pensamiento en “A abrazar también se aprende

  1. Mis padres nunca recibieron abrazos y yo nunca recibí sus abrazos. Ahora de mayor alguna vez lo practico, los doy y recibo con mi hermano mayor. Es una experiencia maravillosa. Muy recomendable…hay que abrazar, hay que dejarse abrazar…ganamos en salud y en alegría.

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